El mandamiento es una lámpara, la enseñanza es una luz y la disciplina es el camino a la vida.
Los hijos de Dios debemos sentir la corrección de Dios como necesaria para continuar bregando en las lides espirituales y glorificar a Dios. Debemos estar dispuestos a dejar que el dedo de Dios nos “formatee” de vez en cuando para volver a un estado de mente renovada y asumir así nuevos retos con nuevos bríos para continuar haciendo su obra. En un mundo en ruina espiritual y moral la disciplina de Dios es un valor poderoso contra los valores de la oposición y la desobediencia.
El mandamiento es una lámpara, la enseñanza es una luz y la disciplina es el camino a la vida.
Proverbios 6.23